martes, 18 de octubre de 2011

Literatura 1, S10

Mito Teogónico

Atenea
Diosa bajo cuya égida se halla la ciudad de la democracia y las artes: Atenas. Luchó contra Poseidón por el patronazgo de la polis, pero el dios del mar, su tío, golpeó la tierra con su tridente y de ella brotó un caballo para la guerra, y ella la sacudió con su lanza y brotó el olivo, "su emblema", que encarna la paz, y ello le valió el ser escogida como protectora de los atenienses.

El último vestigio en la patriarcal religión griega de las antiguas creencias matriarcales. Zeus padece de fuertes dolores de cabeza, y da a luz a Atenea desde dentro de su propio cerebro. La favorita del padre de los dioses. Diosa de la guerra (no en el sentido de Ares, Atenea rige la estrategia bélica, no la violencia), de la sabiduría y de las artes.

Henchida de orgullo y gobernada a su vez por sus propios celos. No soporta que nadie quiera emularla y superarla, y por ello convirtió a la tejedora Aracne en araña cuando la desafió y se jactó de ser mejor que Palas Atenea (llamada también así porque venció heroicamente al gigante de nombre Palas).

Otra vez encendida por los celos, cuando Paris de Troya dice que Afrodita es la más hermosa de las diosas olímpicas (aspiraban a dicho título Palas Atenea, Hera y Afrodita), se alía con Hera, ambas furiosas con Paris, y junto con los griegos para provocar la caída de Troya. Afrodita, sin embargo, ayudó a los troyanos.

Mito Antropogónico

El Mito de Er el Panfilio
En el libro X de este Diálogo, Platón se explaya sobre la elección de los géneros de vida al retornar otra vez a la Tierra, utilizando una vez más el Mito. Ahora el personaje escogido es un soldado, Er, al que los Dioses han permitido permanecer consciente después de morir en batalla, y volver para referir lo visto.

Tras la muerte, las almas toman dos caminos, según sea la naturaleza de sus actos. Los justos van hacia una abertura que se dirige al cielo y los criminales descienden por otra hacia el fondo de la tierra. Tras peregrinar fatigosamente en el abismo «expiando diez veces cada crimen durante cien años por cada expiación», o descansar plácidamente en el cielo, las almas regresan por las aberturas para ser juzgadas y elegir su próxima vida.

Un hierofante sortea a las almas la oportunidad de la elección, arrojando formas de vida de las más diversas variedades, de animales, de tiranos, de justos, de hombres ricos o pobres, etc. Les advierte que la decisión depende de ellas mismas y que aun una mala vida puede ser revertida por la virtud. A pesar de estas advertencias la mayor parte de las almas se inclina por géneros de vida similares a su anterior existencia.

Tras ello, la virgen Láquesis, hija de la Necesidad, las conduce hasta las Parcas; el genio escogido y que les servirá de guía pone en las manos de las almas el huso de Cloto; luego las conduce hacia la trama de Atropos, para que confirmen la decisión, y finalmente son llevadas a la llanura del Leteo, donde la mayoría se arrojan a las aguas del río movidas por la intensa sed producto de sus esfuerzos, aguas que provocan el olvido, salvo en aquellas que prudentemente no bebieron.

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